miércoles, 16 de noviembre de 2016

Un poquito de vergüenza



"Se destinan millones de pesos a corregir la violencia contra las mujeres. A tratar de hacer justicia contra los agresores, a apoyar a las víctimas, a prevenir dando autonomía, educando a las mujeres y hombres para que entiendan que las mujeres somos personas. Que no es que merezcamos respeto porque podemos ser madres, esposas, hijas, sino porque SOMOS PERSONAS. Millones para des-construir parte de los terroríficos estereotipos de género, para que se entienda que no somos objeto de inspiración, ni objetos para la reproducción, ni objetos de pertenencia, ni objetos sexuales. Hasta que viene el día del Padre en Ovalle y ya. Mujeres con sus cuerpos dispuestos para la diversión y el disfrute visual masculino. Las mujeres no son más que objetos otra vez. Aunque no te lo diga SERNAM,  Claudio, mijito (como te gusta llamar a las mujeres jóvenes),  ESO TAMBIÉN ES VIOLENCIA.”

 
Esto lo escribí en junio, ante el evento que nuestro alcalde financió como “Regalito especial para los papás en su día” (cito prensa). Cuando vino Américo, (sí, el que canta “me obligas a odiarte”  y “te advierto que voy a vengarme”) financiado por nuestra municipalidad, y el cantante dijo a su equipo frente a cientos de personas “denle la pastilla” refiriéndose a una admiradora que aparentemente subió al escenario a saludarlo o cuando dijo “la dejé enferma” (cita textual de un artículo que escribió en ese momento el periodista Paul Gallardo), no dije ni pío. Me limité a leer el artículo y suspirar. No puedo ser la única loca del pueblo que pone el grito en el cielo cada vez que pasan estas cosas.

Pero sucede que hoy, el señor alcalde, que ha financiado mujeres para el placer visual de los señores y que financió a un tipo que vino a enseñar a todo el mundo, con amplificación de primer nivel, lo bonito y lo romántico que es sufrir por amor (la lección que aprendieron cada una de las mujeres muertas en este país a manos de sus parejas y sus ex) ha hecho aparición en un acto contra la violencia hacia la mujer. Después de demostrar los discursos que valida a través del cantante aquél y a través de la cosificación de las mujeres para el placer masculino, nos ha venido a decir #Niunamenos. Aplaudido por supuesto por sus empleados. Se trataba de un acto del todo institucional. Plagado de funcionarios y funcionarias municipales que tomaban lugar en las sillas de público, además de algún funcionario de la gobernación y algunas de servicios.


Y ahí llegó el hombre. Y yo no pude con ello, le negué un beso de saludo y se lo enrostré abiertamente, aunque no sé si fui muy precisa, porque me rondaba la idea de que el evento del día del padre contaba con strippers, asunto del que realmente no tengo certeza, pese al anuncio de “baile del caño”. Al final es una minucia. Las mujeres como regalo para el día del padre “venga hombre, deje a su mujer en la casa (donde deben estar) y venga a ver mujeres/cuerpazos de verdad”, es todo lo que faltaba en la invitación, acompañada en prensa de fotos de mujeres ad-hoc. Pero no pasa nada. Traer mujeres para la diversión masculina y pagar a un cantante para que nos recuerde lo bonito que es sufrir  y amenazar por amor (y que las mujeres son casi siempre malas o prohibidas), no tiene nada que ver: Sin importar mi granito de arena en la violencia social contra todas, luego voy a un acto bien resguardado de mis empleados a decir “no a la violencia contra las mujeres”. Perdón, pero tengo que reiterarlo: Tenga un poquito de vergüenza, señor alcalde. 



miércoles, 29 de junio de 2016

#Chilesinfemicidios

Cuando tengamos brigadas de igualdad o cuando igualdad de género sea una asignatura transversal y obligatoria en colegios, liceos y centros de educación superior. Cuando tengamos consejeras de igualdad como delegadas en juntas de vecinos; cuando tomar formación de igualdad de calidad sea obligatorio para cualquier funcionario o funcionaria pública (particularmente Carabineros, PDI, Ministerio Público, Defensorías y sistema judicial en su conjunto); cuando sea obligatorio conocer como mínimo la diferencia entre sexo y género y conocer la diferencia entre naturaleza y estereotipos /mandatos sexuales para cualquier candidato o candidata a lo que sea; cuando capacitemos a los medios; cuando sea obligatoria la formación en igualdad a todo psicólogo y psicóloga del sistema público, cuando la infidelidad ya no pueda ser considerada motivo de arrebato, cuando sancionemos la violencia simbólica, ya no será necesario posar con cartelitos que digan ‪#‎Chilesinfemicidios‬.
 Antes, es un gesto inútil y casi carente de sentido, aunque claro, más barato y muy bonito.

viernes, 17 de junio de 2016

DÍA DEL PADRE Y VIOLENCIA DE GÉNERO

Se destinan millones de pesos a corregir la violencia contra las mujeres. A tratar de hacer justicia y castigar a los agresores, a apoyar a las víctimas, a prevenir dando autonomía, educando a las mujeres y hombres para que entiendan que las mujeres somos personas. Que no es que merezcamos respeto porque podemos ser madres, esposas, hijas, sino porque SOMOS PERSONAS.  Millones para deconstruir parte de los terroríficos estereotipos de género, para que se entienda que no somos objeto de inspiración, ni objetos para la reproducción, ni objetos de pertenencia, ni objetos sexuales. Hasta que viene el día del Padre en Ovalle y ya. Mujeres con sus cuerpos dispuestos para la diversión y el disfrute visual masculino. Las mujeres no son más que objetos otra vez. Y aunque no se lo diga SERNAM,  Claudio, mijito (como le gusta llamar a las mujeres jóvenes),  ESO TAMBIÉN ES VIOLENCIA.


(No, señores de la NM, no se les ocurra decir que tengo razón cuando sabemos harían algo parecido).


viernes, 3 de junio de 2016

APAGA Y VÁMONOS.

Si en el contexto de presentarte a la ciudadanía, de defender tus ideas, vas a salir con lo mismo de siempre, si no serás capaz de proponer nada distinto, si no vas a ofrecer ninguna mirada nueva, apaga y vámonos.

Si eres un referente y hay gente que confía en ti y al mismo tiempo crees que esto se trata de hacer amistad interpartidiaria con los de siempre, y les das las oportunidades para validarse a tus costillas, apaga y vámonos.

Si no estás dispuest@ a tocar temas espinosos, a incomodar, a meterte allí donde nadie quiere meterse y ser piedra en el zapato, apaga y vámonos.

Si no estás dispuesto a confrontar a los corruptos o a los que están dispuestos a serlo. Si lo que quieres es conservar la esperanza de un puestito seguro al alero seguro de unos o de otros, apaga y vámonos.

Si quieres proponer pero nunca denunciar, apaga y vámonos.


Si no se te cae la cara de vergüenza al ofrecer algo que tú mism@ no sientes con todo tu intelecto y tu corazón ardiendo, como lo mejor de lo mejor para la ciudadanía, por  las razones que sean, APAGA Y VÁMONOS.

domingo, 17 de enero de 2016

Entendiendo los Deciles ( o el problema de las familias bipersonales y jóvenes solos)

La cosa es sencilla: La gratuidad ha seguido el criterio correcto; empezar por las familias más vulnerables, aquellas que desde luego no están en condiciones de pagar una carrera cuya mensualidad asciende usualmente a más de doscientos mil pesos. Entonces, ¿Por qué tanto reclamo? 

Miremos la figura que nos envía el Mineduc para hablarnos de su muy equitativo sistema, en un país donde al menos el 20% de los hogares es monoparental liderado por una mujer. La clásica figura que vemos más de una vez: Madre sola con un hijo a cargo. 

En la ilustración del Ministerio aparece un hogar con ingresos de $700.000. El hogar está compuesto por papá, mamá y tres hijos (entendamos que las mujeres con hijos en edad de estudiar, tienen un máximo de dos hijos promedio, de acuerdo al último censo). Supongamos que, viviendo en una ciudad con el repugnante nivel de especulación inmobiliaria que tiene Ovalle, esta familia paga un arriendo de $250.000 (en caso de que no tengan casa propia) y por tanto les queda $450.000 para vivir. 

Sigamos suponiendo que en agua y luz gastan $35.000 más y que en supermercado y feria $150.000. Si no tienen sus hijos en colegios de pago, aún quedan $270.000 para vestuario, locomoción y salud digna (sin tener que ir a las 6:30 am a ser parte de la gente de “escasos recursos” tratada como rebaño en los CESFAM porque pedir una hora es una quimera), además de medicamentos básicos y quizás hasta para ir al cine o comer fuera de vez en cuando. Pero sobre todo: Aún apretándose el cinturón al menos uno de esos hijos podría ir a estudiar a la universidad accediendo a Educación superior gratuita, de tal manera que la familia concentrará sus esfuerzos, de manera previsiblemente aceptable, en que ese hijo tenga un lugar donde vivir, se alimente, se vista y adquiera los materiales necesarios para sacar su carrera adelante.

Ahora imaginemos el caso de miles de mujeres en este país: Madre sola que gana $300.000/mes (o menos) y vive en una ciudad como Ovalle, con el mismo nivel de especulación inmobiliaria. Con $300.000/mes y un arriendo de $200.000, el saldo para servicios básicos, supermercado, locomoción, vestuario, salud para dos personas es de $100.000. Si obtiene una pensión de alimentos “generosa” de un promedio de $100.000, con la que pagar un preuniversitario que ayude a su hijo a tener un buen puntaje de PSU, ya está fuera de deciles. 

Sin embargo, si no lo estuviera la cosa sería ver, pagando un arriendo de $200.000, cómo hará con los $200.000 restantes y un pago de alojamiento para un estudiante fuera de la ciudad, de mínimo 80 mil; la pregunta sería ¿Cómo se distribuyen los cuantiosos $120.000 que quedan en alimentación para su hijo (nadie se alimenta exclusivamente de beca Junaeb), transporte de ambos, materiales para sus estudios, servicios básicos de la casa materna, alimentación para ella (la mala costumbre que tenemos las roteques de comer todos los días, oiga), algo de ropa para él, medicamentos si alguien enferma? 

A casi todas nosotras nos hizo una gran ilusión la gratuidad universitaria. Y a todas nosotras nos gustaría tener un sueldito que nos permitiera garantizar que nuestros hijos tuvieran las condiciones mínimas de tranquilidad en su estancia fuera de su ciudad, pero entonces subiríamos de decil y seríamos “demasiado solventes”. Quiero decir con esto que el espíritu de la gratuidad es perfecto. Que el criterio de partir por los más vulnerables es lo soñado, lo correcto, lo justo; pero el sistema de medición de tal vulnerablidad es perverso y atenta contra la idea de manera dramática. No queda más que confiar que se corrija, aunque el registro Social de Hogares no ayude a ello en nada, pero eso ya es harina de otra opinión.