¿Acaso no era yo otra cosa,
algo así como un asterisco
en el texto de este pueblo gris?
¿No era yo acaso
un despeine continuo del miedo
hasta que desaparecía en mechones
llevados por la borrasca última
de mi intuición irrefrenable?
¿Quién era yo?
¿Qué tenía que ver con la mujer del presente?
¿Dónde estaba el punto
en que desafiaba la ley de gravedad?
¿Era aquél un punto biológico, fisiológico, irrepetible?
¿O sería un punto representable
en el paisaje de mi
consciencia actual,
donde las palabras han sufrido la erosión
del tiempo
y la sobrevivencia,
por amable que fuere?
¿Dónde (vaya pregunta de mierda)
está aquella mujer no definitiva
cuyas olas y fosas abisales
mutaban con suficiente frecuencia
para confundir a gaviotas y peces?