lunes, 2 de septiembre de 2019

Madrugada


A veces sueño que te despierto  
a mitad de camino
de la madrugada.
Que te llamo, por ejemplo,
y que respondes sin alarma
ni molestia
como si existiera la costumbre
de crearnos pequeños paréntesis
del sopor
en que me hablas con voz queda
y tibia
y te digo algo así como
“a veces creo haber clavado
una marca territorial,
una bandera de gasa,
en el edén perdido
que no es otra cosa
que el nulo espacio que hay
entre tus brazos y yo
cuando sonriendo me rodeas
porque sí”
y me respondes algo así como
“en mis huellas digitales
vive la presión de las fibras
que separaban mis dedos
de tu espalda”.

Y entonces despierto
y me hace gracia
lo que negaste y luego
vertiste sobre mí
con el aparente deseo impostergable
de que lo notara.
Después de todo,
esta vez desperté antes que la alarma
y como sea
amanece.