sábado, 9 de mayo de 2009

Mujeres Notables que pocos notan 3: Virginia González, Maestra de Primaria

Traté de entrevistarla y conseguir más datos, pero entre mi locura por sostenerme en pie alzando los dos primeros pisos de mi propia pirámide de Maslow y su ritmo de maestra además de la incopatibilidad de horarios, ha sido imposible. Por eso les dejo esto. Segura que al leerlo sentirán la misma tremenda admiración que yo. Además debo agregar que he tenido el honor de tener a esta gran mujer involucrada en la educación de mi hijo. ¡Todo un regalo!. Cuando volvimos de Chile después de dos meses de ausencia y él volvió a entrar al cole, fue ella, directora entonces del colegio, la primera en abrazarlo y decirle "ya estábamos preparando el viaje a Chile para ir a buscarte!". Tbn hay más cosas que contar. Me doy por ultra mega satisfecha si este post llega al Pucará o a cualquier escuela o colegio de Ovalle.



CARTA DE UNA MAESTRA

Empecé a dar clase a los 18 años. En tres meses cumpliré 56.He dedicado la mayor y mejor parte de mi vida a la Enseñanza, una hermosa labor, casi siempre gratificante, alguna vez ingrata.Una vida rodeada de niños y niñas a los que he enseñado a leer, a escribir, a sumar, a recorrer con los dedos de la mente y el corazón las líneas del aprendizaje. Esos antiguos alumnos ocupan ahora una gran parte de la memoria de mi móvil, y me sorprenden enviándome fotos de sus hijas o de sus viajes, mensajes de navidad o invitaciones a fiestas, excursiones, bodas, bautizos y funerales.Con todos esos niños y niñas que ahora, en esta madrugada recuerdo, he viajado a Mallorca, Toledo, La Mancha, Asturias, Gran Canaria, La Gomera…He compartido con ellos playa y monte, cabañas y tiendas de campaña, apartamentos y barrancos. ¿Cómo ahora cobrar 17 euros por cuidarlos 1 hora antes de clase?

Los he llevado a cines, teatros, auditorios, plazas y colegios. He organizado para ellos conciertos, obras de teatro, exposiciones, concursos.Hemos visitado lugares históricos, museos y casas particulares donde un anciano hacía cestos, mientras nos contaba su infancia, o una abuela recitaba un antiguo romance. Han conocido las plantas y los animales de su entorno, las fuentes y los hornos, las eras y las montañas. ¿Cómo ahora recibirlos por 17 euros a la puerta de la escuela para luego enseñarles a amar los libros?

He montado durante todo el mes de agosto del 89 una Biblioteca y un Museo Escolar en un colegio del Sur, libro a libro, pieza a pieza. He comido en sus casas, también a la sombra de los pinos, con sus familias. Con todos esos niños y niñas plantamos árboles, hicimos periódicos, pintamos murales, cuidamos animalillos, estudiamos los cardones y las tabaibas. Para conseguir 25 (¡25!) magníficos libros para la Biblioteca, tuve la ingenuidad, en esos tiempos pretéritos, de colocar una cantidad a plazo fijo para obtener títulos tan sugerentes como “Sujo y el caballo blanco” o “Los cisnes salvajes”, con la satisfacción de poder contárselos más tarde.¿Cómo cobrar ahora 17 euros por darles clases particulares en horas de tarde? Con 19 años regalé una parte del verano del 72 a enseñar a varios niños que había conocido en una Escuela Pública, sin pesetas ni euros por medio. Con ellos descubrí trocitos de cerámica guanche y algún hueso emocionante, entre sumas, restas, “Platero y yo”, Freinet y Neill. Miles de horas en mi vida dadas con ilusión y generosidad, creyendo en el valor intangible de la transmisión del Conocimiento y el Saber. Miles de horas de tardes, sábados y domingos, comprando libros, libretas, rotuladores de colores, regalos, sorpresas. Cuidando su sueño, caminando por veredas o regando los árboles que habíamos plantado. Disfrutando de las olas, paseando por la ruta de Don Quijote, montando el Día del Libro. ¿Cómo cobrar ahora 17 euros para que dominen las divisiones?

En abril del 86, cuando las sustituciones eran casi impensables, pagué a un joven maestro para poder asistir a un curso del Ministerio sobre Fomento de Lectura y así poder obtener 600 libros para la escuela. Libros todos magníficos con los que mis niños se deleitaron.¿Cómo cobrar ahora 17 euros para enseñarles a amar la lectura? He dado horas para Escuelas de Madres, merendando con ellas, jugando, hablando, oyendo sus quejas y sus alegrías. Horas y horas de toda una vida entregadas con una dedicación inmensa corrigiendo, planificando, discutiendo. Asistiendo a cursos de Plástica, Matemáticas, Lengua, Inglés, Nuevas Tecnologías, Astronomía, grupos de trabajo, seminarios, congresos, intercambios con otros centros, Proyectos Europeos, La escuela navega, Escuelas viajeras…¿Cuántos niños y niñas he acunado en sus momentos tristes, para ahora cobrar 17 euros cuando lleguen semidormidos una hora o dos antes de la clase?

He sido directora 6 años en un centro y 13 en otro, luchando por conseguir mejoras para la escuela, atendiendo al alumnado, conciliando la vida escolar, programando nuevos proyectos, dando horas extras en una cantidad que se podrían aproximar a las 10000, en aras de la enseñanza y de su relevancia en la vida de un pueblo, con la satisfacción de que estás contribuyendo a un futuro mejor, más solidario, más libre, más creativo, más equilibrado. ¿Cómo apuntarme ahora para ganar 17 euros la hora, dando lo que ya di desinteresadamente?

He cargado mesas, estantes, sillas y pizarras. He regado jardines y huertos, he ganado premios para mi colegio, he barrido y fregado, he curado niños, los he cuidado mientras llegaban sus padres, los he visitado cuando estaban enfermos, los he consolado cuando estaban acongojados.¿Cómo cobrar ahora 17 euros por recogerlos porque sus padres van al trabajo?

En la madrugada en la que escribo, la vida en la ciudad comienza. Tal vez el taxista que ha parado es uno de mis alumnos, una enfermera que ahora está de guardia aprendió las primeras letras conmigo y la profe de Literatura que se despierta con un poema en los labios aprendió a amar los libros en nuestra Escuela. En la Escuela que queremos, en la Escuela en que creemos. No en la Escuela que nos quieren imponer, sin criterios pedagógicos, sin ideas, sin inversiones, sin ayudas, sin la creencia vital y determinante de que quien no valora a sus enseñantes, flaca prestancia hace a la sociedad en que vive. ¿Cómo cobrar 17 euros creyendo en ese maravilloso proverbio africano: “Para educar a un niño hace falta un pueblo entero”?

María Virginia González Dorta
Maestra de Primaria

1 comentario:

Anónimo dijo...

Apatia generalizada en todos los ambitos de nuestra actual sociedad. Eso es lo que yo siento que nos mina e invisibiliza irremediablemente.

Es, ¿como expresarlo?... Como si ese jodido y hortera bellocino de oro se hubiese instalado en nuestras brujulas como unico e inevitable Norte posible.

Definitivamente.

TODO, parece que tiene que instrumentalizarse a traves de deshumanizados e infinitos reglamentos y legislaciones.

TODO, parece que toma caracter de verosimilitud y poder de ejecucion, unicamente, si es pasado por el tamiz fenicio del trueque economicista.

Y, en esas tesituras en las que se ha dejado embutir y anular el ser humano... TODAS nuestras magnificas e inmensurables potencialidades, temo que se hayan adormecido hasta convertirnos en algo menor que la Nada.

Una simple y aborrecible Letra de Cambio, con patas.

Un mero producto mercantilista, con zapatos.

Personas como Virginia Gonzalez, son quienes unicamente componen mi eximio y adelgazado catalogo de heroes y heroinas de nuestro tiempo.

Vaya mi ¡BRAVO! y mas rendida admiracion por tan notable dama.

¡Gracias!

Carlos I de Casa, y Ultimo de España.