Me ha llamado la atención la última carta abierta de Juan Ignacio Viciana. No estoy hablando del contenido total de la carta ni del eterno peliculón interno del PSOE, que al final se consume al menos la mitad de las energías de los socialistas de verdad, que bien podrían estar destinadas a generar proyectos políticos que vayan más allá de las meras denuncias intra y extra partidarias. No, no estoy hablando de eso, aunque parezca.
Hablo más bien del llamado que hace Viciana en el último párrafo de su carta abierta a Matos (no se anime Sr. Matos, que no es para defenderlo). Si citamos la carta, el último párrafo dice textualmente:
“Si hay alguna posibilidad, por remota que sea, de afrontar honestamente y con tranquilidad el debate sobre el Partido que debemos construir para los próximos años, espero encontrarte en el camino y que te traigas unos cuantos. Claro que esto nos obligaría a hacer política de lunes a domingo, y no sólo de 10 a 2, y yo no sé si todos están dispuestos”
Es decir, para afrontar honestamente y con tranquilidad el debate interno del PSOE se deben cumplir si no todos, varios de los siguientes requisitos:
Ø Ser, de preferencia varón, sin pareja fuera del partido, sin proyecto de hogar, y por supuesto sin hijos.
Ø En el caso de ser mujer, se requeriría, no tener proyecto de hogar paralelo al proyecto político y no tener hijos, a menos que se tuviera los recursos necesarios para tener una cuidadora, o un par de padres con buena salud y una sobredosis de comprensión.
No se rían, esto no es una ida de baifo.
En el llamado de Viciana a trabajar en la vida política de lunes a domingo y no precisamente de 10.00 a 14.00 ni a 18:00 (entiendo yo), está el “chip” que programa la desigualdad de condiciones para hombres y mujeres en el mundo político militante. La llamada a militar de lunes a domingo y sin horario es una llamada típicamente masculina, sólo ellos se pueden plantear esto sin importar si hay hogar o hijos de por medio. Es la razón por la que los hombres cobran protagonismo público y las mujeres lo perdemos, no sólo el protagonismo público, si no muchas veces el de nuestra propia vida, mientras nuestros valientes hombres salvan el mundo peleándose públicamente con sus compañeros de filas o los de las filas del frente, y ellas se quedan solas en casa, para evitar que los hijos sean víctimas del olvido que ellos sufren cuando cumplen con su deber político de 24 horas al día y de siete días por semana.
Luego pasa que, con nosotras, cuando tenemos hijos, "no se puede contar" y perdemos puntos, por que nuestra vida política, a diferencia de los señores, debe tener un horario en favor de nuestros hijos o sencillamente de nuestro hogar, por que alguien debe meter la ropa en la lavadora, hacer comida, comprar víveres, evitar que el caos y la mugre invadan la casa o porque tenemos la amnesia más dura y no podemos simplemente hacer lo nuestro y dejar que nuestras crías permanezcan solas o con terceros que veces no hay.. etc. Para rematar se adjudica a este injusticia una causa pseudo natural. Se nos descalifica (aunque jamás abiertamente) por nuestra maternidad, al tiempo que aplaudimos ese gran valor que es la maternidad. ¿Quién entiende algo? Yo no.
Me pregunto si ese llamado sería tbn para las mujeres que enfrentan una maternidad responsable, me pregunto qué posibilidades políticas tendrían según su perspectiva estas militantes y me respondo que puede que sea la causa de tener pocas mujeres entre los 30 y los 55 dentro de, al menos, nuestras filas locales, con la consiguiente pérdida de representatividad en un segmento demográfico nada despreciable. Es que la representatividad es y siempre será uno de los puntos de cualquier debate político serio.
Entonces Señor Viciana, entiendo que usted en el fondo combate el “aburguesamiento” de sus compañeros, el vivir la acción política como quien realiza esos trabajillos que prometen oro y moro con sólo una hora diaria desde casa, lo entiendo. Pero cuidado con lo que pide, y si lo pide, al menos no nos diga después que es al interior del partido el tema de género es un tema resuelto, todavía en Tacoronte no se sabe cuándo le tocará a un hombre limpiar la sede... aunque tengamos ley de cuota y haya habido más mujeres que hombres en nuestra última lista.
Y como los afectos personales son eso, personales, y la política no lo es, perdone que no le sume un beso.
Revisitando "El mago de Oz" (y II)
Hace 1 año
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