viernes, 15 de junio de 2018

Lo que era II


Reconocerse
reubicarse
pillar el hilo que nos lleve al vestigio
de lo que pudimos rozar con los ojos
el pómulo, la barbilla
o un antiguo pliegue en el vientre
porque aunque lo hayamos maldecido
toda la adolescencia y juventud
es lo que queda de nosotras.

Llega (y a veces llaga) un minuto
en que no podemos soslayar
la abrumadora necesidad de tirar del cabo
de la vieja imagen
y traerla al presente
ponerla bajo las líneas de expresión
(promesas concretas de las arrugas próximas)
y contemplarla
sin atisbo de vanidad frustrada;
para saber que somos la misma
y nos pertenecemos
y para constatarnos
nos cogemos un dedo, dos, la mano
nos abrazamos en la oscuridad
sabiendo que allí, en el fondo,
seguimos vivas
observándonos desde la vuelta
de la esquina de la nostalgia
por el viejo arrojo,
por la capacidad de volar a placer.
Así articulamos lentamente
palabras
sabiendo que una de ellas
una frase, una melodía
un encuentro inusualmente sumergido
puede traernos de regreso.



sábado, 19 de mayo de 2018

Lo que era


¿Acaso no era yo otra cosa,
algo así como un asterisco
en el texto de este pueblo gris?
¿No era yo acaso
un despeine continuo del miedo
hasta que desaparecía en mechones
llevados por la borrasca última
de mi intuición irrefrenable?

¿Quién era yo?
¿Qué tenía que ver con la mujer del presente?
¿Dónde estaba el punto
en que desafiaba la ley de gravedad?
¿Era aquél un punto biológico, fisiológico, irrepetible?
¿O sería un punto representable
 en el paisaje de mi consciencia actual,
donde las palabras han sufrido la erosión
del tiempo y la sobrevivencia,
por amable que fuere?
¿Dónde (vaya pregunta de mierda)
está aquella mujer no definitiva
cuyas olas y fosas abisales
mutaban con suficiente frecuencia
para confundir a gaviotas y peces?




martes, 15 de mayo de 2018

Como Fionna Apple




Igualita
tal cual, pero con líneas de expresión.
Igual, pero con unos 10 kilos extra
y al menos 10 centímetros más de altura.
Como Fiona Apple
aunque con algunas canas, incipientes michelines
y a veces sin una chaucha* en los bolsillos
igual -  igual
pero cuarentañera notoria
y con móvil de prepago
(casi siempre sin saldo)
igual que Fionna, igual que a Fionna
mi cara menos agraciada miraba el cielo
aunque el mestizaje me da cierto encanto
igual que a Fionna
me pasó que pensé
que aquello era un pájaro
pero sólo era una bolsa de papel.

Resultado de imagen para fiona apple paper bag


*Chaucha: Moneda (chilenismo)

miércoles, 28 de febrero de 2018

8 de marzo: ¡Para!

Por cada vez que te dijeron que atendieras a tus hermanos, no porque ellos estuvieran ocupados, sino porque tú eras “una mujercita”.

Por las veces que cada hombre se negó a una vasectomía y que ella tuvo que pedir  que le ligaran las trompas,  para que además “el profesional” decidiera que ella debía seguir arriesgándose a tener hijos que no deseaba.

Por las mujeres obligadas a parir al fruto de violaciones y criarles y verles crecer y reflejar la cara de su agresor y debatirse entre la compasión y la repulsión.

Por las mujeres que, teniendo mejor preparación, no fueron ascendidas frente a hombres menos preparados. Por las mujeres a las que preguntaron, antes de contratar, cuántos hijos tenían o si tenían novio, mientras a ellos les preguntaron sólo cuáles eran sus objetivos.

Por las grandes obras de mujeres firmadas con su pseudónimo más conocido: Anónimo. Por las grandes científicas que no conocemos.

Por los sueños que dejaste de lado entre platos sucios, traperos, y lavadoras. Por los sueños que tu madre dejó pasar entre esas mismas cosas. Por todas las mujeres cuyas vidas les fueron arrebatadas por no quedarse en su sitio.

Porque aquello que amar a la familia compensa todo nuestro trabajo gratuito y nuestra autorenuncia es una de las grandes mentiras de la historia.

Por todas las veces que escuchaste que el mejor trabajo de una mujer es ser madre y por todas las madres a las que nadie valoró su trabajo. 

Porque no hay un monumento a la Señora Carmen, por sacar a esos cinco hijos de la pobreza cuando su marido tuvo a bien abandonarla y desaparecer del mapa.

Por tus hijas o por las hijas de las demás, o por las hijas de tus hijos, por las hijas de este planeta.
Porque el mundo lleva demasiado tiempo moviéndose a nuestra costa y jugando a que no existimos. 
Y
porque nunca un cambio se consiguió por la buena voluntad de quienes sintieron que peligraban sus privilegios con el respeto de los derechos de otros y menos de OTRAS.

Por todo eso.

El 8 de marzo PARA.  Y mira lo que ocurre.

Artículo Ovalle Hoy